La vida me hizo luchar desde el primer minuto en el que nací, sola. En una incubadora lejos de toda mi familia y de todo lo que iba a ser mi existencia. Desde entonces, a pesar de la gente que ha marcado mi vida y sobre todo de toda la que aún conservo, me ha costado encontrar un espacio en el que sentirme parte de algo. Siempre al margen, cuidando a quien me importaba desde las sombras.
Todo con lo que me identifico es incorpóreo e intangible, para que nadie pueda atraparme. No hay círculos cerrados ni estabilidades continuas. Soy un vaivén de posibilidades. Esas en las que aún puedo jurar amor o abrazar hasta reventar las ganas del querer.No sé si fue la música, el momento o la compañía pero ayer logré olvidarme de todo, dejar los prejuicios que tengo sobre mi misma y sentirme parte de un grupo.
Hablé de "te quieros", del querer, de no querer perder. Del Yo te quiero, Tú me quieres, Él/Ella me quiere. Y también de Nosotros nos queremos, Vosotros os queréis y Ellos se quieren.
Los sentimientos son aquello que te sale de dentro pero no puedes explicar con palabras, pero que si quieres no hace falta decirlo. Se siente, como la misma palabra explica, eso del amor, de la amistad y de las oportunidades. Esa oportunidad que nunca me dí a mi misma para formar parte de algo.
No soy partidaria de pisar el suelo, así que mi explicación sobre la vida esta basada en el cielo. Ese que comparto con estrellas y cometas.
Mis estrellas, esas que quiero pero que siempre he cuidado desde lejos.
Por fin, me siento parte de la constelación.
GRACIAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario