Podia ser mejor, pero me toco ser diferente...

"Hay momentos en los que un hombre tiene que luchar, y hay momentos en los que debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco a zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo. Lo cierto es que yo siempre fuí un iluso".
Big Fish.

domingo, 18 de octubre de 2009

Va por vosotras, mujeres.

No deseo haber nacido hombre, y vaticino que nunca lo desearé, aunque me baje la regla cada mes. Incluso en esa semana fatídica me alegro de ser mujer.
Desde siempre y hasta siempre.
Cuando nacemos Papá siempre piensa, algún día se la follará un hijo de puta, cuando crecemos las preguntas sobre el sexo están vetadas para nosotras. La falda del colegio siempre tenía que ser una talla más grande de nuestra edad, y aún no termino de creerme que yo creciera tan rápido en un año como para querer ahorrar. A nosotras siempre nos quisieron bien tapadas antes de salir de casa cuando empezamos a ir solas a la calle, nos llamaban quinientas veces cuando íbamos a pasear con las amigas. Al salir de noche a más de una nos han subido el escote o nos han bajado la falda.
¿Nos van a culpar siempre de haber nacido con el miembro para dentro? ¿Es culpa nuestra por llevar la falda más corta qué haya violaciones cada día?
No he consultado las estadísticas pero estoy segura de que las violaciones son más comunes en países árabes donde las mujeres tienen que vestir tapadas hasta las orejas.
Pero claro, nos vamos haciendo mayores y observamos que a pesar de que somos nosotras las que tenemos que aguantar la sobreprotección de papá o mamá (y hermanos si es que tenemos, esos son aún más protectores). A pesar de todo, aún tenemos que aguantar a babosos que nos gritan cosas obscenas por la calle (que a un piropo gracioso todas sonreímos, pero parece ser que han pasado de moda), aún tenemos que aguantar al jefe, al profesor o incluso al compañero que habla antes con tu escote que contigo, y peor aún, soportamos a nuestro compañero sentimental que nos cohiba y nos reprima para que pensemos que pertenecemos a alguien en cuerpo y alma. Mi cuerpo en mío, y mi alma también.
Acoso y violación. Entonces, ¿Para de que carajo nos protegieron?
Todos fueron hombres que caminan por la calle, profesores, jefes y compañeros. Protegieron a sus mujeres pensando que solo eran suyas, pero no se atrevieron a cortarse las pelotas a si mismo pensando que todo lo que decían y hacían a otras rebotaba sobre aquellas mujeres que les rodeaban.
Nosotras aguantamos la depilación, la menstruación, la penetración incluso cuando no nos apetece, el embarazo. Aguantamos parir y los gestos incomprensibles para el hombre de que el bebé quiere comer, cagar o salir a pasear. A pesar de todo ello tenemos que salir a la calle temiendo en cada esquina a la violación diaria de cada hombre, y es más la violación aguda de algún hijo de puta.
Pero no, no lo vais a conseguir: si cien veces viviera, cien veces querría ser mujer. Si eres mujer, comprenderás el porqué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario