Esto es sorprendente.
Hace dos meses que cobré 600 euros, he ahorrado y me he quitado de millones de caprichos. Y aún así, me quedan 17 euros con los que sé que sobreviviré hasta final de mes.
Nunca he sido una niña caprichosa, un poco mimada de pequeña quizá, no voy a mentir a nadie. Pero mimada sin reclamar más que otra cosa que el cariño, muchas veces los padres sin tiempo o sin fuerzas compran un peluche al que abrazar antes de abrazar ellos a sus propios hijos.
Me encanta ir al cine con mi mejor amigo, las palomitas y la cocacola sin gas son dos de mis vicios del domingo por la tarde. Ya tengo unos 14 euros menos en mi cuenta.
No soy adicta a la ropa, y tampoco me gusta ir estrecha ni despampanante entre semana. Pero si encuentro ese vestido con el que el sábado voy a mirarme al espejo y por fin me voy a sentir guapa, ¿Porqué no voy a comprarlo?
El Burger, el MacDonals o el Vips están hechos para estómagos a prueba de bombas. En cambio mi frágil y delicada tripa adora ir a restaurantes no muy caros pero si variopintos y de gran degustación. Me considero con un gran paladar.
Hago colección de películas y libros. Quizá hoy no tenga dinero pero el día de mañana mi biblioteca y filmoteca será de lo más preciado que tenga. No hay dinero que pueda pagar la sensación que crean las historias que veo, escucho y leo para luego escribir las mías.
Me encanta hacer regalos con cosas de papel, chucherías, fotografías y todas las absurdeces del mundo, pero claro. Primero hay que gastar para luego elaborar. Mierda de mundo capitalista.
Por último y el fin de mis caprichos y mis regalos hasta por lo menos el 2020.... esa cámara con la que puedo captar todo lo que pasa por mi mente y no soy capaz de escribir ni hablar. Necesito imágenes, y ahora las tengo.
No tenga mucho que dejar a mis hijos si sigo con este ritmo, pero todo lo que gasto no es para tirarlo a un lado. Ni porque no lo necesite. Quizá lo único que necesitamos satisfacer son las necesidades básicas pero entre ellas está mi sonrisa y eso va mucho más allá del dinero. Esta a conjunto con todos mis caprichos.
No tengo nada que dejar a mis descendientes, pero mi mayor herencia son los recuerdos.
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